Luis Jorge Fontana nació el 19 de Abril de 1846 en Buenos Aires. Sus padres fueron Luis María Fontana e Irene Burgeois, y sus abuelos maternos Carlos Burgeois (francés) y Josefa Dargaín (argentina), mientras que sus abuelos paternos fueron Juan Ángel Fontana (italiano) y María de Marchena.
Rifleros de Fontana
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Los Rifleros de Fontana
Por Jorge Miglioli y Jorge Thomas
A mediados de octubre de 1885, en lo que hoy es la provincia de Chubut, una expedición de treinta hombres al mando de Luis Jorge Fontana partió de Rawson, sobre el Atlántico, con rumbo hacia la Cordillera de los Andes. Iban a explorar los maravillosos valles que tanto les ponderaban sus amigos los indios tehuelches, en busca de tierras ricas para poblar y valiosos minerales. Por la Ley de Territorios Nacionales de 1884 se había dividido la Patagonia en los territorios que varias décadas más tarde se convertirían en provincias, y el Comandante Fontana había sido nombrado primer gobernador del Territorio Nacional del Chubut. El flamante funcionario era, además, un hombre ilustrado que había estudiado junto al naturalista de origen alemán Germán Burmeister.
Liderada por Fontana y el emprendedor galés John Murray Thomas, la expedición estaba compuesta en su mayoría por colonos galeses, pero también incluía algunos argentinos y hombres de otras nacionalidades. Los Rifleros llevaban casi trescientos caballos, varias armas y abundantes provisiones para una larga travesía por tierras casi desconocidas. John Daniel Evans, el único de ellos que conocía el terreno, actuó como el baqueano que los guió a través del inhóspito desierto central.
Luego de poco más de un mes de cabalgata, el 25 de noviembre de 1885 arribaron al valle que ellos llamaron “Cwm Hyfryd” (en galés, “Valle Encantador”, debido a su llamativa belleza) y que Fontana terminó bautizando “16 de Octubre” recordando la fecha de la sanción de la Ley de Territorios arriba mencionada. Al tiempo, premiando este esfuerzo y con una encomiable visión geopolítica, el Gobierno Nacional otorgó una legua cuadrada del valle a cada uno de los expedicionarios para que volvieran con sus familias y se instalaran. Así comenzó a tomar vida la flamante Colonia, que con el tiempo dio origen a las actuales ciudades de Esquel y Trevelin.
Años después de la expedición, en 1902 este nuevo asentamiento tuvo un rol decisivo en el litigio limítrofe con Chile, ya que la Corona Británica resolvió a favor de Argentina adoptando el criterio de adjudicarle a cada país la porción de tierras que realmente ocupaba.
Los Rifleros hoy
“Los pueblos que olvidan sus tradiciones, pierden la conciencia de su destino y los que se apoyan en sus glorias son los que mejor preparan el porvenir” fueron la palabras pronunciadas por Nicolás Avellaneda el 15 de abril de 1811 en el homenaje a Mariano Moreno.
Esa forma de pensar fue compartida por los descendientes de Los Rifleros originales, y es así que a mediados de la década del 60 nace la idea de recordar la expedición realizada por el Cnel. Luís Jorge Fontana y sus 29 hombres, idea que Don Milton Evans lleva a la práctica con mucho empuje y decisión, comenzando a forjar las primeras representaciones.
Para tal fin convocó en su chacra a un grupo numeroso de personas que comenzaron a preparar un verdadero homenaje, tomando muy en serio su papel y cuidando hasta los mínimos detalles: los caballos, su vestimenta y todos los enseres fueron réplicas exactas, si es que no tenían en su poder el original… aquella ollita tiznada… aquel apero apolillado, o algún abrigo olvidado en algún clavo detrás de la puerta… En fin, cada uno aportando lo que descubría, y así era una verdadera fiesta cada tarde cuando después de la jornada de trabajo se reunían a “ensayar”. El 25 de noviembre de 1965 se presentaron por primera vez ante la comunidad. 1
Recuerdan los memoriosos que esta presentación resultó tan exitosa que a los pocos días la repitieron a pedido de muchos vecinos que no habían tenido la oportunidad de presenciarla la primera vez.
Posteriormente, en 1999 se crea la Compañía de Rifleros del Chubut, que es una asociación civil compuesta por descendientes de los Rifleros originales y otras personas que con entusiasmo encarnan los roles de aquellos de los que no existen familiares en la zona. Todos los años, el 24 de noviembre, estos modernos Rifleros llevan a cabo una cabalgata conmemorativa. El grupo parte de la Escuela Histórica Nº 18 (donde se llevó a cabo el Plebiscito de 1902, en el que los pobladores eligieron ser argentinos) y trepa por las bardas de la empinada Sierra Colorada hasta el peñasco desde donde los expedicionarios de 1885 avistaron el valle por primera vez. Para la ocasión, los 30 Rifleros usan trajes de época, llevan caballos de carga y sus armas al hombro o en su funda a un lado de la montura.
El recorrido llega hasta el mástil ubicado sobre el Peñón de los Rifleros. Al borde del precipicio de piedra rojiza, un verdadero balcón que mira al valle, se iza la bandera argentina, se entona a capella el Himno Nacional y un “trompa” del Ejército toca en honor de los miembros fallecidos. Cada vez son más las personas que ascienden hasta el lugar acompañando a los Rifleros, de a caballo y a pie, incluyendo representantes del Gobierno Provincial y Municipal, diplomáticos y representantes extranjeros, Ejército Argentino, Gendarmería Nacional, Parques Nacionales, Policía del Chubut, Agrupaciones Gauchas de la localidad y los parajes cercanos, delegaciones de escuelas del Chubut y otras provincias, y numerosos vecinos. Es así que, con la presencia abundante de jóvenes, el evento hoy también incluye canciones galesas y argentinas interpretadas por voces de distintos lugares del país.
En el año 2005, para celebrar los 120 años de la expedición, se hizo una cabalgata especial realizando el tramo completo (más de 750 kilómetros) de Rawson a Trevelin. Fue un verdadero desafío logístico ya que todos los integrantes eran cordilleranos y hubo que transportar los caballos en camión desde los Andes a Rawson. Además, se colocaron fardos de pasto a lo largo del camino en los lugares donde éste era escaso para alimentar a los animales y un equipo de Gendarmería Nacional acompañó la cabalgata llevando las provisiones para los jinetes.
Al cabo de más de tres semanas de travesía llegaron a Trevelin justo a tiempo para la ceremonia del 24 de noviembre. A continuación se transcriben comentarios efectuados por algunos de los participantes de esta travesía:
“El viaje fue una experiencia inolvidable. Al ritmo avaro del caballo, que sólo entrega un kilómetro cada ocho a diez minutos, aprendí a mirar el paisaje de otra manera. A esa velocidad, con el transcurso de las horas uno siente que es parte del paisaje y no un mero espectador”.
“Nosotros conocemos de antemano lo que nos depara el paisaje después de cada curva o accidente geográfico, en cambio los Rifleros originales salieron a recorrer la árida e inhóspita meseta patagónica sabiendo solamente lo que contaban los nativos”.
Y este comentario fue rápidamente complementado por otro integrante que manifestó:
“Sí, estoy de acuerdo que tenemos muchas ventajas comparativas, pero te aseguro que el viento que debemos soportar es el mismo que acompaño a nuestros antecesores”.
Otros comentaron que pudieron experimentar en carne propia tanto la extenuante y seca vastedad del desierto como la profunda sensación de “haber llegado a casa” al pisar, luego de tantos días, los verdes prados cordilleranos.
En resumen, la inolvidable experiencia de este largo viaje, las cabalgatas conmemorativas de los 24 de Noviembre, la importante presencia en los desfiles durante los festejos de los aniversarios de Trevelin y Esquel, la concurrencia a actos oficiales y eventos regionales, o simplemente las otras cabalgatas efectuadas por pura camaradería, son todas formas de contribuir a mantener viva la memoria de los orígenes del proceso de integración de la zona oeste del Chubut al resto del territorio, y su desarrollo poblacional.
1. Párrafos tomados de un escrito de Cleri Antonia Evans.